POR EL AÑO DE LO INSANO Una plegaria Oh, María, frágil madre, escúchame, escúchame ahora aunque yo no conozco tus palabras. El rosario negro con su Cristo plateado yace, sin bendecir, en mi mano ya que soy una no creyente. Cada cuenta es dura y redonda entre mis dedos: un pequeño ángel negro. Oh María, concédeme esta gracia, este traspaso, a pesar de que soy fea, sumergida en mi propio pasado y en mi locura propia. Aunque hay sillas estoy en el suelo. Sólo mis manos están con vida, tocando las cuentas. Palabra tras palabra, me tambaleo. Principiante, siento tu boca tocar la mía. Cuento cuentas como a las olas, martillando encima mío. Me debilito ante su número, enferma, enferma al calor del verano y la ventana sobre mi es la única que me escucha, a mi ser incómodo ella es un enorme receptáculo, un alivio. Dadora de aliento ella murmura,...